Cíclicos, culminando en la bruma,
disipando su vida en un suspiro,
cediéndola fuera de su abrigo.
Y sus niños...
¡¿Oh, qué contarte de sus hijos?!
Arrastran la hermosura,
se abrazan con un mundo distinto.
Vaivén susurrante,
sopa navegante,
poderosa mediadora,
excelencia humidificadora.
Cíclica
e intermediaria.
La vida, las olas,
la mar en la costa.
J.M.González