miércoles, 21 de diciembre de 2016

Chicharrones, campo y playa

Esteros eternos,
marismas salinas,
humedad en los huesos,
blanca caliza.

Espuma que baña
los pies de una playa
de arena tan bonita
como pálida y fina.

Un ermitaño
guarda la costa,
solitario,
la noche velando.

Amamanta el poblado
alargando su corona
hacia el cielo estrellado
el punto mágico.

Donde la mañana vive
con bulliciosos aromas,
la noche otorga.
Silencio sepulcral 
e inquietante intimidad.
Sus encantos
y rincones
desaprovechados.

                            J.M.González

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