domingo, 24 de mayo de 2015

La nada inmortal

El relámpago impacta
y el visor lo capta,
tiempo después el trueno
estremece al mundo con su estruendo.

Tras el golpe
muta el paisaje,
la luz renace
mientras el viento
 susurra en las calles.

"Hijo mío,
¿recuerdas el rayo,
gracias al cual
conocí a tu padre?"

"Por supuesto, mamá.
Era plateado y silencioso,
avanzaba rápido y sinuoso.
No nací,
pero lo vi."

Con estas palabras
el relámpago renace
regocijado en la nada.

                                              J.M.González

II

La sonrisa deslumbra
frente al llanto.
Reflejan los dientes
las lágrimas del falso.
Los primeros, artistas románticos.

                                                     J.M.González

I

Al margen de mis hijos
solo falta aceptar
el ciclo reiterado de vacío. 

                                       J.M.González

Pedante

Por evadirse en su mundo
y no atender a la decadente realidad,
la rana se ahoga,
la luz se aleja,
no era rana, sino babosa.


                             J.M.González

Poeta pentatónico

Te mancillo, como un bárbaro
remendando elegantes vestidos
con la piel ardua de sus enemigos
derrotados y humillados.

Te destrozo
con la daga de carboncillo.
Te violo,
esparciendo tu virginidad por el folio.

No sé nada de ti,
ni me importa,
cómo crecieron las curvas
que embellecen mi asquerosa boca.

Solo quiero romperte,
solo quiero tu flor roja.

Librarme de tus espinas
y colocar la bandera
sin tener que clavar picas.


                                                                                             J.M.González

Carta a un amigo

Querido amigo,

¿te he contado alguna vez aquellas tardes a solas frente al papel en blanco, tostándome al reflejo de un flexo amarillento y recalentado, en las cuales no me faltaban argumentos para escribir y, sin embargo, no derramaba gota alguna de tinta? No me faltaban razones para crucificarme, rasgarme la piel con la pluma, quebrar cada hueso de mi cuerpo con el lápiz, torturarme de las formas más inhumanas con el bolígrafo, hacerme escribir exclamaciones de dolor pidiéndome clemencia, rapidez en el sacrificio...Tantos eran los métodos y caminos que no sabía cual escoger.

 Querido amigo, ¿te he contado alguna vez lo tortuoso de mover los hilos de una persona repugnante; tan pedante, tan deseosa de poder, tan banal, tan mísera...? Tener que reprimirla, encerrarla alejada del mundo en una jaula de cristal efímero.

 Querido amigo, los hago responsables y por ello me culpo a mí. Querido amigo, no seas un artista romántico, poeta pentatónico, joven desorientado en un desierto de gente como este pobre infeliz.

Cariñosamente,
tu amigo querido.


                                                                                                                          J.M.González