Frente por frente,
cara con cara,
ante dos ojos vacíos
tan negros como su capa.
Alza su mano huesuda,
un filo deslumbra
de guadaña termina la tortura
y me guía a la penumbra.
Siento frío
entre acompañantes
tendido es el camino,
junto a ausentes iguales.
Oscuro el horizonte
y desconocido el destino
sin recuerdos
pues mirar atrás está prohibido.
Para algunos la salvación,
para otros un adiós,
para mí, de mi frustración
la continuación.
J.M.González