lunes, 3 de mayo de 2021

Baelo Claudia

Avisor, otean las gaviotas

el moderno velero 

con mástiles de metal.

El paisaje se abre

en una mirilla hacia el mar.


Mascotas de casa 

y humanos de ciudad

se abren a su instinto animal.


Las olas le enseñan a rugir,

el viento a golpear

y la ardiente arena 

a galopar.


Milenario jardín boquea

el levante que noquea

la roca que pasea

a la veritita de la inmesidad.


                                J.M. González

viernes, 12 de febrero de 2021

Escenario público

Que las voces se salgan del pellejo.
No retiene el cuerpo ese sentimiento,
desbocada jauría aullando a su musa
y la musa responde con bulla.
Un público vivo,
un teatro de granito
con adoquines malditos
que envenenan hasta la locura.

         J.M.González

miércoles, 13 de enero de 2021

Kay

Copo a copo,

año tras año,

se cubre la ciudad

del insípido blanco.


No queda color

tras el asentamiento,

no queda calor

tras aprender

a desprenderse del sol.


El raciocinio que nos enseñó

la geometría del copo

nos deslumbra de ver

la venus encerrada en él,

la pista de la ladera.

La caricia ahora es fría.

Corta, que no quema,

el recuerdo de la llama.


Se congela la sierpe bombeante,

un funerario gris se apiada de la tez,

una educada mente de miedo abundante.


No más mejillas sonrosadas,

solo narices heladas.


                       J.M.González


domingo, 29 de noviembre de 2020

De tierra y gente

Nací cubierto de escamas

del salitre fino de tus aguas.

Mecido por la áspera brisa

del levante de tarifa.

Dormido por las nanas

del vaivén del agua.

En un de algas manto

protegido y arropado.

 

Filosofía de mediterráneo,

xarangas, tapas y cantos.

Ilegales,

de la calle.

 

Espuma de mar

me vuelvo,

como gorrión sin volar,

si en la oscuridad me encuentro.

Marea viva

si la calle es el carcelero.

 

Mi jaula,

mi velero,

si la gente

es el viento.


         J.M.González

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

Monólogo de conversación

Que el ruido de la ciudad

lo eclipsó el bombeo de mi corazón,

comandado por mi azotea

que siempre marchita la flor.

 

Un monstruo que empuja

y libera el alcohol.

 

Pisando el freno

empieza a funcionar,

la inversa de la acción

mejora la efectividad.

 

A Catalina le confieso

que soy lágrima en el mar.

 

Y es en ese momento

en el que rompo las cadenas.

Y es en ese lugar

En el que gano mi guerra.

 

Donde me doy cuenta

de mi lucha interna.


          J.M.González